
Cuando estamos ante una decepción, solo las cosas malas nos vienen a la mente. En ese instante, un sentimiento de pena y ganas de no hacer nada invaden nuestro cuerpo.
A veces nos esforzamos (casi) al máximo para conseguir un objetivo, nos empleamos a fondo y dedicamos mucho tiempo. Cuando después de todo ese sacrificio, el resultado es contrario a lo que esperabamos, sentimos una 'necesitas' por así llamarlo te tirar la toalla.
Después de alguna que otra vez, he vuelto a aprender a mirar más allá de ese error. Quizás gracias a eso, ahora sea aún más constante y haga las cosas con más dedicación que antes. El esfuerzo se valora, y la constancia se trabaja día a día. Son las claves del éxito.
+(esfuerzo, dedicación y un 'me suda lo que piensen de mi los demás')
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿y tú?,¿qué opinas de esto?